miércoles, 16 de abril de 2014

Quería ser periodista... así que me matriculé en Ingeniería

Durante toda mi vida he medido cada paso, cada decisión que tomaba, buscando que fuera la correcta. Y ahora, no sé si he acertado en algo, porque parece que todo el mundo hace las cosas al revés y le va mejor que a mi en la vida

Desde pequeño siempre me ha gustado jugar al fúbol y odiaba ir a clase, estudiar y demás. No era porque fuera mal estudiante, todo lo contrario, en mis años de colegio, era uno de los mejores de la clase, sacaba notables y sobresalientes con asiduidad y en el instituto fue igual. Con diez años, empecé a jugar al fúbol con el equipo del colegio y el año siguiente entré en el primer equipo de benjamines del equipo de mi ciudad (que de momento, sigue en segunda división). Era titular, no indiscutible, pero sí habitual.

Con catorce años decidí dejar de jugar al fútbol, que era lo que más me gustaba en esos momentos y que supuso un gran disgusto para mi padre, porque tenía que elegir entre sacar buenas notas o el fútbol. Con esa edad, ya tenía claro que no iba a ganarme la vida jugando al fútbol, como mucho podría estar algunos años entre segunda B y tercera, para despues acabar en una liga de veteranos. No sé si fue un acierto o un error, lo que sí pude comprobar, es que ninguno de mis compañeros llegó a primera división y solamente dos estuvieron jugando alguna temporada en segunda. Casi todos pasaron por tercera y unos cuantos por segunda B. Durante unos años pudieron vivir de ello, pero lo dejaron al poco.

Cuando tenía dieciocho, quería ser periodista... así que me matriculé en Ingeniería Técnica en Informática de Gestión. ¿Extraña? Pues la razón fueron los periódicos, donde hablaban por aquella época del elevado paro de periodismo y derecho (mi segunda elección) y la altísima demanda de informáticos. La carrera tampoco me gustó en exceso, pero decidí terminarla cuanto antes y despues de tres cursos, empecé a trabajar como informático con solamente dos asignaturas pendientes. Una la aprobé en septiembre de ese año y la otra en febrero del siguiente.

Desde entonces el trabajo fue mejorando poco a poco y siempre iba muy por delante de otra gente de mi edad. Apenas tenía amigos, porque me dedicaba por entero a mi trabajo. Tenía jornadas infernales de doce horas y llegaba el fin de semana y no me apetecía más que descansar. Pasaron los años y fueron mejorando los sueldos y los puestos. Era Jefe de proyecto con 25 y lo seguí siendo durante cuatro años más.

El dinero que iba ganando, se fue acumulando en la cuenta con la intención de comprarme una casa (algo que me habían inculcado mis padres desde bien pequeño) y cuando vi el momento adecuado, así lo hice. Justo en el momento en que los precios empezaron a bajar y todavía se daban con relativa facilidad los créditos. Me hipotequé para media vida hace cuatro años y voy pagando con tranquilidad una cuota que no es demasiado elevada.

A partir de ese momento bajé mi exigencia. Cambié a un trabajo con mejores horarios y más tranquilos, disfruto de las tardes y tengo una vida relajada, sabiendo que tengo los deberes hechos y que si algo ocurre no he podido hacer nada por evitarlo.

Ahora me ocurre que veo las noticias o programas como Entre todos y me enervo... Gente que ronda la cincuentena que pide una ayuda y lleva cuatro o cinco años sin cobrar la prestación por desempleo... es decir, que lleva cuatro, mas dos años sin trabajar, esto es, desde el 2008, cuando todavía había trabajo para todos. También veo a alguna desalojada de la corrala sevillana con más oro encima que M.A. Barracus... y dice no tener para comer.

Cuando veo esas cosas recuerdo cuando iba ver promociones de obra nueva para comprar vivienda, en una de ellas tenía delante de mi una pareja que habían empezado a trabajar y querían comprarse su primera casa. Él mecánico cobraba 800 euros al mes, ella cajera cobraba 700 y pretendían meterse en hipoteca de 1.200 Euros al mes más 120 de comunidad. ¡Y no entendían que les dijeran que les iba a costar pagarla!

No sé igual me he equivocado y en lugar de hacer las cosas cabeza debí hacer lo que me decía el corazón y pasarlo bien mientras fuera posible y luego... pues a pedir ayuda a los tontos que hubieran llevado la vida que he llevado yo.

lunes, 14 de abril de 2014

Primeras estadísticas de la Semana Santa de la DGT

Hoy han salido las primeras estadísticas de la DGT sobre la siniestralidad en la Semana Santa y las cifras vuelven a decir lo mismo de siempre. Este fin de semana se ha cerrado con quince fallecidos y también, como siempre, la mayor parte de los accidentes ocurren en vías secundarias. Pero seguimos cometiendo los mismos errores, teniendo un elevado número de efectivos de la Guardia Civil en las autovías y autopistas, donde es más fácil poner multas por exceso de velocidad, en lugar de tenerlos en las carreteras secundarias, que es donde pueden servir de ayuda.

Casi todas las mañanas, suelo utilizar una vía de alta ocupación y siempre me encuentro dos situaciones: a la entrada un monumental atasco de cuatro vías que llegan a la misma rotonda para luego coger el carril VAO y a la salida, un coche de la Guardia Civil poniendo multas a los inconscientes que deciden utilizarlo pese a ir solos en su coche. ¿No sería mejor hacerlo al revés?






Este fin de semana, en plena operación salida de Semana Santa, he recorrido los alrededores de Madrid por varias vías secundarias, sobre todo las que discurren por la sierra madrileña. He visto coches atravesando una mediana por encima de un paso de peatones, un ciclista en una autovía (por el arcén, eso sí...), un todoterreno aparcado junto a una fuente en una carretera de montaña ocupando más de medio carril porque la zona de aparcamiento estaba llena y un coche de la Guardia Civil poniendo una multa a la salida del carril VAO que recorro cada mañana.


De todos mis conocidos es sabido, que no comparto las políticas de la DGT ni el modo de funcionamiento de la Guardia Civil (si el duque de Ahumada hubiera sabido esto, igual se había estado quietecito...), pero no me queda otra. Las estadísiticas de año pasado dicen que en vías secundarias hubo 898 fallecidos y en autovía y autopista 230. ¿Por qué no os ponéis a contar el número de coches de la Guardia Civil que veis en esta Semana Santa? Igual es que yo voy por las vías equivocadas...

jueves, 3 de abril de 2014

Sanción al F. C. Barcelona

Parece que la historia del fútbol está marcada siempre por la pobreza y por jóvenes o incluso niños llegados de todas las partes del mundo a Europa con el fin de lograr un sueño. Niños procedentes de África o de Sudamérica, que abandonan con sus familias buscando una vida ligada al fútbol que les permita disfrutar lo que para ellos eran eso... sueños.

Todos conocemos historias como las de Messi o Etoo, que en mitad a de su adolescencia abandonaron con sus familias sus países de origen para llegar a España y triunfar en las grandes ligas. Llegan a las canteras de grandes equipos que los forman como futbolistas y también como personas, puesto que viven en un régimen de semi-internamiento.

El fútbol es así y así seguirá siendo siempre, jóvenes talentos que arrastan a sus familias y que en la mayor parte de los casos se quedan en el camino sin llegar siquiera a disputar un partido en primera división. Sí, hay casos como el de Messi o el de Etoo, pero son los menos. Los más son los que no aparecen en las noticias, puesto que se han ido desvinculando de las canteras de los equipos que les cambiaron sus vidas y tienen que buscarse una nueva vida fuera del deporte.

Para intentar frenar esto, la FIFA establece una serie de medidas, que pueden parecer un tanto arbitrarias (¿por qué hace falta que tengan 18 años, cuando con 16 ya pueden ser profesionales?), para evitar este éxodo a Europa. Con ello tratan de cerrar las puertas a la especulación con el talento deportivo y de paso, cierran el camino a muchos jóvenes que por falta de recursos económicos en sus lugares de origen ven cerradas sus puertas al deporte.

El sancionado ahora es el Barcelona, un equipo con una dilatada trayectoria de fichajes adolescentes que tras un periodo en su Masía, llegan al primer equipo para luego repartirse por Europa. Llama la atención que no se trate de un jugador sino de nueve (diez, según algunas fuentes) y que la investigación se centre en un sólo equipo. Todos sabemos que no es el único que lo hace.

Llamamos "canterano" a quien ha nacido a miles de kilómetros y ha llegado en su adolescencia o infancia a estos centros formativos y nos quedamos contentos. Cierto es que sin el apoyo de estos grandes equipos, tal vez nunca habríamos oido hablar de Messi, pero tampoco hemos oido hablar de tantos otros que se también recorrieron los mismos pasos inciales, pero no pudieron completar el camino.