Este fin de semana, hay cinco
fallecidos más en accidente de montaña.
Desde hace mucho tiempo, se vienen
escuchando cada semana las estadísticas de los muertos en accidente
de tráfico. De lo peligroso que es conducir, sin tener en cuenta que
no es lo mismo un tipo de vía que otras (solamente hay que tirar de
estadísticas y comparar carreteras de montaña con autovías).
Parece que vamos prestando más atención a la carretera y que pasado
el momento de tensión inicial, nos relajamos y disfrutamos de
nuestro fin de semana.
La playa es un lugar habitual de
esparcimiento, pero como todavía no son fechas, decidimos ir a la
montaña... pero como si fuéramos a la playa. Que a veces no
nos falta más que llevar las toallas. Y ocurre lo que tiene que ocurrir, los
indeseables accidentes que nos fastidian el fin de semana y quién
sabe cuanto tiempo más. Seguramente todos hemos oído hablar de ese
vecino o ese del pueblo que se fue a dar un paseo al campo y volvió
con un esguince o un hueso roto.
A veces también les oímos quejarse
por la factura que les han pasado por el rescate y sabemos que a
nosotros no nos podría pasar, porque somos montañeros de verdad,
"con carnet y todo". Y es que nos creemos más preparados
que nadie porque estamos federados y no sólo pagamos por adelantado
cualquier rescate que podamos necesitar con el seguro de montaña,
también nos arriesgamos mas y a base de riesgos, nos vamos creciendo
y nos sentimos más seguros jugando con el riesgo.
A veces oímos hablar de personas que
pese a estar preparadas, decidieron arriesgar un poco más de la
cuenta y esa vez les salió mal. Todos los que hemos vivido la
montaña lo hemos tenido cerca. Hemos visto que el cansancio juega
malas pasadas y lo que podía haberse evitado, acaba marcando las
vidas de varias familias por siempre.
Este fin de semana se han quedado en
Gredos cinco montañeros. Cinco personas que como yo, tenían una
afición y creyeron controlar una naturaleza que siempre nos
sorprende. Que nos trae una ventisca cuando apenas llevamos abrigo
porque ya estamos en abril o un sol que provoca avalanchas en marzo.
No hace demasiado subiendo con unos
amigos, montañeros también, a Peñalara, me obligaron a dar la
vuelta cuando estábamos acercándonos al circo de la laguna grande.
Me obligaron a dar la vuelta antes de empezar porque unos tímidos
rayos de sol hicieron dudar a Emilio, el que más experiencia tiene
del grupo. A regañadientes di la vuelta tras ellos y cuando nos
alejábamos en dirección a la laguna de los pájaros el crujido del
hielo nos hizo mirar hacia atrás para ver caer la placa por la que
yo quería haber subido...
Este fin de semana, cinco personas no
tuvieron la misma suerte que yo de tener un Emilio que les hiciera
cambiar de planes sobre la marcha.
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